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Ciudades Inteligentes: Tecnología con Propósito Humano

Más de un 80% de la población mundial vive en centros urbanos, mientras que las ciudades son responsables del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero producto de que concentran todas las actividades asociadas a transporte, industria, la energía que usan las edificaciones y además se utiliza una gran cantidad de recursos incluyendo agua e insumos para sostener la cadena alimentaria y de suministro de servicios.

Avanzar hacia ciudades sostenibles, resilientes, saludables y regenerativas, implica que se debe promover una interacción virtuosa entre tecnología, gobernanza e institucionalidad, así como la participación activa y comprometida de los sectores público, privado, académico y de organizaciones y agrupaciones ciudadanas.

Una ciudad carbono neutral es aquella que logra balancear sus requerimientos energéticos con un grado importante de autonomía y compensación para reducir drásticamente las emisiones.

Para esto es importante avanzar en estrategias que prioricen la reducción del consumo energético con un foco relevante en los edificios que son responsables del 40% de emisiones asociadas al consumo de energía en la etapa de operación. Las edificaciones energéticamente eficientes no solo reducen los GEI sino que también hacen los espacios más habitables, impactando de forma positiva en la salud física y mental.

Por otra parte, el uso de la tecnología permite mejorar la calidad de vida de las personas ya que incentiva la participación ciudadana, promueve mayor transparencia en la gestión de los gobiernos, favorece la recopilación y digitalización de información para el desarrollo y fortalecimientos de las políticas públicas y proporciona acceso equitativo a los distintos servicios.

Las ciudades son sistemas complejos en donde la planificación debe responder a las características específicas sociales, climáticas, geográficas de cada emplazamiento por lo que las soluciones lejos de ser estandarizadas o responder a determinada tendencia deben alinearse con requerimientos de quienes las habitan mientras implementan estrategias de mitigación, adaptación y resiliencia frente al clima.

Este es el principal desafío para quienes desarrollan y proveen soluciones tecnológicas y es cómo estas son capaces de adaptarse a las dinámicas urbanas específicas mientras proporcionan servicios eficientes que estén alineados con objetivos y criterios medioambientales y sociales y desde luego sean asequibles.

Dentro de las principales tendencias que se están implementando como herramientas para  recabar información y mejorar la gestión, se encuentran las plataformas para gobernanza digital que además proporcionan un mejor acceso a las personas a trámites y servicios del Estado y promueven la participación ciudadana; la Inteligencia Artificial que permite controlar de forma eficiente el tráfico y la seguridad vial mientras recopila datos que pueden servir para prevenir accidentes; iniciativas para mejorar el desempeño energético de edificaciones e infraestructura a través de gemelos digitales aplicables a múltiples industrias y que permiten el monitoreo, diagnóstico y optimización de procesos. También podemos mencionar el IoT utilizado actualmente en iluminación y que contribuye a ajustar los servicios de acuerdo a necesidades específicas permitiendo reducir el uso energía y la  contaminación lumínica mientras se reducen costos y se generan entornos más seguros.

El desafío de las economías emergentes es fomentar e invertir en estrategias que generen beneficios en distintas dimensiones: que mejoren la calidad de vida de quienes habitan los territorios reconociendo la diversidad social y cultural y promoviendo su integración; que generen acceso equitativo a servicios básicos y espacios de ocio y esparcimiento, y que construyan espacios más seguros en donde se incorporen patrones demográficos, mientras se desarrollan y promueven sistemas de transporte público de bajas emisiones, infraestructura para la reducción, recolección y valorización de residuos, infraestructura vegetal, servicios básicos descentralizados y viviendas dignas que garanticen condiciones de habitabilidad.

 

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